¿Es el futuro del branding de las marcas, el NO branding?
Uno de los problemas que tienen las marcas actualmente es el conectar con los consumidores.
Es un hecho que han demostrado estudios, análisis y las propias acciones de los consumidores que los viejos elementos de conexión con las marcas no funcionan y los formatos tradicionales de publicidad no están logrando conectar con los consumidores.
Estos se han convertido en mucho menos receptivos a la publicidad, mucho menos receptivos ante los mensajes tradicionales y, en general se han convertido en mucho más desconfiados ante las marcas.
Las marcas, las empresas, ya no inspiran confianza ni credibilidad.
Una de las herramientas para reconectar con los consumidores es la de renunciar a los formatos de siempre y apostar por los nuevos diseños publicitarios.
Se cree que el futuro de los medios será un futuro sin anuncios (también hay quienes contestan ampliamente esta posición y la debate), en el que las marcas se lanzarán a crear contenidos y valor añadido.
Los consumidores jóvenes y adultos son cada vez menos receptivos a los anuncios, emplean cada vez más adblockers y quieren cada vez cosas más complejas y más elevadas de las marcas. Las decisiones de negocio de las startups también apuntan en esa dirección: en lugar de usar los anuncios como principal fuente de ingresos, ahora emplean otros elementos, augurando un futuro de una internet sin publicidad.
Las cosas son diferentes y las marcas tienen que serlo.
Una de las cuestiones en las que tienen que trabajar y una de las que tienen que modificar es el hecho de que las cosas han cambiado en lo que respecta al poder de la marca. ¿Se enfrentan las marcas a un futuro sin ellas? ¿O les espera un futuro por delante en el que las marcas son mucho más irrelevantes y en el que asegurarse una posición tiene que venir por otra vía y partiendo de otros elementos?
¿Que pasa por el futuro del debranding?
En una columna en FastCompany, el futuro que se adelanta es el futuro del debranding. Esto es, una marca que no esté obsesionada con la marca y en el que el branding es mucho menos relevante. Esto no significa que las marcas vayan a desaparecer. Como explican, el branding es una forma de comunicación y que cambiará a partir de ahora el foco del mensaje. La marca dejará de estar en el producto para estar en otras cosas: será el comienzo de la era del debranding.
El riesgo de la saturación en un mundo hiperconectado.
¿Por qué este cambio? En el análisis hablan de una transformación de la esencia muy ligada a la red. Antes de internet, las cosas estaban compartimentadas claramente y los consumidores tenían claro que lo que hacía importante a un producto era lo que lo hacía diferente de sus competidores. Tras internet y el mundo de los hipervínculos, los productos derivados y las redes, las cosas han cambiado. Ahora no se ve el mundo como algo compartimentado, sino como algo en lo que todo se interrelaciona y en lo que las cosas derivan unas de otras.
Las estrategias de camuflaje o de content marketing también complican un mundo ya demasiado complejo de por sí, impulsado por agendas ocultas. Incluso las personas bien informadas, que son capaces de disfrutar los contenidos brandeados, pueden acostumbrarse y volverse inmunes ante la nueva forma de publicitar. ¿Y qué pasa con las historias que nadie quiere oír, esas incapaces de vender algo?
En el mundo actual, ser realmente subversivo ya pasa por ponerse una remera del Che, sino por comprar menos cosas; transformar el poder adquisitivo en el poder de pasar por alto lo que no hace falta. Hemos llegado al punto de saturación, el consumo ya no nos satisface y estamos descontentos. Pero al igual que el consumo se convirtió en una forma de vida, también el no-consumo puede hacerlo con facilidad.
Y entonces desbrandear podría ser la alternativa.